Es temporada de murgas. Escuchar letras un tanto
cabronas, unas cuantas verdades como puños, cantos exaltados al terruño
idealizado, mandar a la política de los políticos al carajo y autocrítica, es
lo que toca ahora. Como siempre entre las murgas hay un poco de todo. Voces,
letras, historia contemporánea, maquillaje, sudores, un género literario
propio, disfraces y uniformes de trabajo.
No quiero admitirlo muy a menudo pero en realidad me
gusta escuchar a las murgas. Y la verdad es que no me gusta admitirlo porque lo
cierto es que la cultura murguera y sus historias no van mucho conmigo, y eso
me ha provocado muchas veces dar un paso atrás con el tema. Sin embargo, hay
que decir que una buena letra, bien cantada, bien interpretada, esa mezcla
justa de los elementos que debe tener una murga de calidad deja un resultado
muy especial. A veces ni siquiera es necesario que sea una mezcla equilibrada,
puede que la letra sea mejor que quienes la cantan o que la interpretación sea
pobre pero las voces enormes. Otras veces son ciertas partes de la canción, ni
siquiera la canción entera. Da igual, lo que yo encuentro en las murgas es que
siempre tienen algo que comparten conmigo. Por eso las escucho. Y sobre todo
porque lo que compartimos lo hacemos a ras de suelo y las murgas están a esa
altura con orgullo. Eso lo respeto. Y aunque el mundillo murguero me tira para
atrás cosa mala, aprecio el resultado de su trabajo; pero bueno, también es
verdad que el mundillo literario muchas veces me da ascazo (han leído bien el
adjetivo, he escrito ascazo) pero mira ahí sigo, es amor-odio, lo bonito de las
contradicciones.
Pero volviendo a las murgas, me parece importante
decir que no tengo predilección sobre unas agrupaciones u otras, yo presto
atención a las canciones y si me convencen me basta, me da igual quién la
firme; y en esta ocasión me quedo con una creación de Trapaseros
titulada Emigrante.
Me parece una buena canción, bien cantada, con una
letra bien hecha. Hay partes con las que tengo mis reservas pero el conjunto me
parece sólido. Es cierto que esta canción y yo tenemos coincidencias
irreconciliables, como diría algún erudito iletrado, y eso nos acerca; a ras de
suelo. Justo ahí a donde nos han llevado y nos hemos dejado llevar, como dirían los Bambones.
En fin, el caso es que ahora toca el paralelo 60 Norte
y el Carnaval ya está aquí, así que atentos a la jugada. Esto no es una
chirigota, no es grupo de raperos, no es un conjunto de cantautores
enrabiscados ni una tuna acanallada, es una murga. Calidad made in the Canary
Islands, con lo bueno y con lo malo, con su forma particular de conectar con la
realidad, burda y sentimental, melódica y exaltada, con la belleza particular
de las criaturas irrepetibles.
Carnaval, Carnaval.
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