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Streetart - The Readable City de Christian Spanring a.k.a spanaut |
Christian
Spanring es un fotógrafo austriaco, no sé muy bien si a tiempo completo o qué.
A una velocidad media voy repasando la colección de fotos de su galería
pública. Hasta que me paro de repente frente a Terminator. La imagen es de
espray negro a través de plantilla sobre hormigón gris, con uno de los
eslóganes que más me inquietan y fascinan incluido en el título de la foto: The
Readable City. Es decir, la ciudad legible o mejor dicho la cuidad que se puede
leer.
Sobre las
ciudades que se pueden leer ha escrito De Certeau, entre otros, una montaña de
entresijos filosóficos y también, y sobre todo, han escrito mucho o más
incluso, los menos académicos artistas urbanos a.k.a escritores o graffiteros,
que diría buena parte del común de los mortales. Pero cuando De Certeau habla
sobre escribir y ser escrito en el entorno urbano y leer y ser leído lanza la
idea del poema posible en el rastro que trazan los recorridos de aquellos que
habitan la ciudad. No habla tanto de la palabra escrita en sí sino del
movimiento de los viandantes. Y esta idea, como he dicho, me inquieta y me
fascina a partes iguales. Más que nada por la forma en que este concepto nos
hace a todos partícipes sin excepción. Nos hace a todos interventores de la
realidad, agentes que nombran con significantes y significados más allá de las
palabras, como para despertar esa lengua adánica de la que hablaba Paul Celan,
creando con ella lugares vivos en los espacios.
De Certeau
ve en los caminantes poemas en curso construidos en los pasos. Pero puede que
ni siquiera sea necesario estar en un ciudad determinada para intervenir en
ella, por ejemplo, esta vez es leer el poema a través de flickr, donde me
encuentro la foto de Spanring. Así llego hasta el objetivo de una cámara que ha
captado a un Schwartzenegger con gafas de sol y jeringuilla en la mano derecha
rematado por su una y mil veces repetido “hasta la vista”. Un rectángulo de
ciudad por el que yo entro para siempre, que ahora está conmigo.
Y en ese
momento se acciona el mecanismo en el que el pedazo de piedra, la superficie
acristalada, la calle asfaltada, el adoquín, etc. se convierten en un libro
abierto y escrito, literalmente y conceptualmente. El espacio público es
modificado de forma geométrica por la interacción que tiene con el espacio
privado, cada individuo y su propia lectura del espacio al que accede y en el
que se desenvuelve se convierte en la escritura/reescritura de ese nuevo
espacio/lugar. De tal manera que cada ojo, cada pie, cada cerebro son el
comienzo de un texto y su continuación por la ciudad escrita. Esquinas,
chaquetas, automóviles, escaparates y parquímetros en movimiento, transformándose
a cada paso.
Y con eso en mente sales a la calle un día cualquiera o ves una foto en internet.
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