se bajó dos paradas antes que la mía. Cuando la guagua arrancaba de nuevo la seguí con la mirada mientras se alejaba lenta, como si tuviera una queja en los pies, adentrándose en la zona industrial al encuentro de su trabajo o de la lluvia. Me pareció que en su caminar esforzado se delataba la pesada respiración de unos pulmones gastados en fumar durante décadas. En ese breve momento en que la observaba se me hizo evidente que con cada bocanada su aliento caía al suelo como una hoja más del otoño, y comprendí que en aquel aire que entraba y salía de su pecho las estaciones se habían cobrado el derecho a doblegar su cuerpo. Nos sentí envejecer sin remedio, sin dignidad
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Smoker BW - Hamish Irvine |
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